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Qué es la Igualdad

Qué es la Igualdad

En la Constitución española de 1978 en su artículo 1.1 establece la igualdad como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico, y en su artículo 9.2 obliga a los poderes públicos a favorecer la igualdad, de manera efectiva y, no meramente formal. Artículo 14: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

En cuanto a Igualdad de Género, Naciones Unidas explica que es la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres, y las niñas y los niños. Es decir, el sexo con el que hayamos nacido no debe determinar los derechos, oportunidades y responsabilidades que podamos tener en nuestra vida. La igualdad de género es un principio universal.

En este sentido, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en su art. 1.1 establece que:

Las mujeres y los hombres son iguales en dignidad humana, e iguales en derechos y deberes. Esta Ley tiene por objeto hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer, sea cual fuere su circunstancia o condición, en cualesquiera de los ámbitos de la vida y, singularmente, en las esferas política, civil, laboral, económica, social y cultural para, en el desarrollo de los artículos 9.2 y 14 de la Constitución, alcanzar una sociedad más democrática, más justa y más solidaria”.

Así mismo en su art. 2.1 relativo a su ámbito de aplicación establece que:

“Todas las personas gozarán de los derechos derivados del principio de igualdad de trato y de la prohibición de discriminación por razón de sexo”

En este sentido, y para garantizar la igualdad de derechos y la prohibición de discriminación, en su art. 11, la constitución establece una serie de “Acciones positivas” según las cuales:

  1. Con el fin de hacer efectivo el derecho constitucional de la igualdad, los Poderes Públicos adoptarán medidas específicas en favor de las mujeres para corregir situaciones patentes de desigualdad de hecho respecto de los hombres. Tales medidas, que serán aplicables en tanto subsistan dichas situaciones, habrán de ser razonables y proporcionadas en relación con el objetivo perseguido en cada caso".
  2. También las personas físicas y jurídicas privadas podrán adoptar este tipo de medidas en los términos establecidos en la presente Ley.”

Con frecuencia estas acciones positivas están dirigidas a favorecer la igualdad de oportunidades de las mujeres en el acceso al empleo, a los cargos políticos, a la promoción profesional, etc.

Pero, en muchas ocasiones, no termina de ser suficiente, ya que las desigualdades están enraizadas en un punto anterior: la definición de los roles, empleos...

Hay acciones positivas que implican un cierto reconocimiento público de la diferencia femenina, por ejemplo, los derechos ligados a la maternidad y los derechos de conciliación. Tanto la protección jurídica de la maternidad en sentido estricto (embarazo, parto y lactancia) como de las tareas de cuidado, suponen un reconocimiento público de su valor y de su importancia social. Sin embargo, estas acciones específicas como los derechos ligados a la maternidad o derechos de conciliación, a los que por razones sociales y culturales se acogen principalmente las mujeres, aunque están diseñados en términos neutrales, socialmente se interpretan como medidas para las mujeres. En general, son las mujeres y no los varones los que se acogen a ellas. Por lo tanto, se consolida la división sexual del trabajo doméstico, y, además se convierten en obstáculos para el acceso y permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo, ya que pueden disuadir a las empresas a contratarlas.

Por todo esto, se puede decir que las desigualdades son estructurales y están presentes en todos los ámbitos, y requiere un enfoque más global, dado que en todas las esferas de la vida pública y privada están presentes estereotipos de género y todos se caracterizan por su masculinidad.

La igualdad no se alcanza sólo a través de medidas específicas, sino integrándola en todos los ámbitos de la sociedad, es lo que se llama transversalidad de género.

Esta es descrita como la integración sistemática del principio de igualdad de género en todas las políticas y actividades en todas las fases.

¡Un gran reto a conseguir!

Igualdad de género

La transversalidad del principio de igualdad entre mujeres y hombres también se recoge en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, a través de su art. 15.

Así mismo, en su art. 17, se insta a la aprobación periódica de un “Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades”. Este tipo de documentos también se realizarán a nivel local, provincial y autonómico. En las Administraciones Públicas se suelen llevar a cabo Planes estratégicos, y en las empresas privadas, Planes de Igualdad. Pero en ambos, podemos encontrar puntos en común: diagnóstico de la situación, el objetivo de ambos es fomento de la igualdad de género y eliminación de discriminaciones, se recogen las áreas y medidas en las que se deben materializar, se elaboran para un periodo determinado y necesitan una evaluación pertinente para comprobar el efecto de la estrategia. En los distintos planes estratégicos encontraremos áreas como: Deporte, empleo, cultura, educación, conciliación, urbanismo, dependencia, salud, servicios sociales y formación.

Empoderamiento y visibilidad femenina: hacia la igualdad real

El término empowerment o empoderamiento de las mujeres, como estrategia para la igualdad y la equidad, fue impulsado en la Cuarta Conferencia Mundial de las Mujeres de Naciones Unidas en Beijing (1995) para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder, y con el compromiso de los países de impulsar un cambio a favor de los derechos de las mujeres.

Este concepto también adquiere otra dimensión, que es la toma de conciencia del poder individual y colectivo que ostentan las mujeres y que es muy importante para la superación de prácticas culturales y estructurales que contribuyen a perpetuar la situación de desventaja y desigualdad.

Empoderamiento y visibilidad femenina

En este sentido, la ONU Mujeres pone el punto de mira en el empoderamiento económico:

En comparación con los varones, las mujeres están muy rezagadas en el acceso a la tierra, el crédito y el empleo decente. Siguen sufriendo de manera desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. Es necesario derribar las múltiples barreras que impiden a las mujeres aprovechar las oportunidades económicas. Fomentar el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo”.

Centrándonos en la necesidad de empoderar a la mujer, para conseguir la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, no se debe obviar el hecho de que las sociedades se han caracterizado por la evidente inferioridad de la mujer respecto a los hombres en casi todas las facetas de la vida.

Históricamente, la sociedad ha estado dividida en dos áreas: lo privado y lo público. El ámbito privado es considerado aquél en el que se desarrollan las relaciones familiares, conectadas por un vínculo de parentesco o amistad. Por otro lado, el ámbito público, es aquel en el que ocurre lo que está fuera de lo doméstico y del hogar. Este planteamiento no proyectaría ningún problema, hasta que se observa que lo público goza de un mayor reconocimiento social, ya que aporta beneficios para la sociedad; y el ámbito privado, no está valorado y apreciado públicamente, ya que sólo repercute en el propio individuo/a y no genera ningún beneficio para nadie más que para ellas mismas. Se trataría de un entorno de invisibilidad y como consecuencia, toda actividad realizada en ella no sería remunerada.

El hecho de que la esfera privada se conciba con un entorno casi exclusivamente femenino, acentúa esta infravaloración, a pesar de la gran repercusión que tiene.

La organización social en nuestra cultura androcentrista definió ambos espacios sin otorgarles la misma consideración a los dos sexos. Las mujeres, al ser incluidas por razones biologicistas en la esfera doméstica y familiar, quedaron apartadas de los espacios públicos.

Es en el SXVII cuando la diferenciación será más acentuada, y se identificará lo público con los hombres y todo lo privado con lo femenino, identificándose actividades propias de cada sexo.

A lo largo de la historia, las mujeres han utilizado diferentes medios para hacerse visibles en la esfera pública: la escritura, la docencia, la prensa.

Pero, a pesar de los esfuerzos de las mujeres a lo largo de la historia, aún, hoy en día sigue existiendo esta división entre lo público y lo privado, y supeditado a la calificación de trabajos remunerados y no remunerados. En economía se realizan numerosos análisis y estudios relacionados con: jornadas, contratos, salarios…pero se excluyen de estos análisis cómo se sostiene la vida humana y el análisis de los trabajos que realizan las mujeres, y a las propias mujeres.

Pero ¿qué es una mujer empoderada?

Según la Real Academia Española, empoderar significa “dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo”. Por lo tanto, se puede decir que el empoderamiento femenino es esa toma de conciencia, de que las mujeres tienen esa capacidad de ser dueñas de sus acciones y como no, de liderar su vida.

A lo largo de la historia tenemos muchas mujeres referentes del empoderamiento femenino: Marie Curie (descubridora del Polonio); Clara Campoamor (defensora de la igualdad entre hombres y mujeres desde la política); Frida Kahlo o Coco Chanel (artistas o creadoras); Malala, activista pakistaní que en 2014 ganó el Premio Nobel de la Paz por su defensa de los derechos civiles, especialmente los de las mujeres.

Por todo esto, uno de los principales objetivos de nuestra sociedad, y que se recogen en todos los Planes de Igualdad, es el empoderamiento de la mujer para llegar a conseguir la Igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Jóvenes en una manifestación a favor de la igualdad

Guías y publicaciones sobre igualdad

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Hombres por la igualdad: País Vasco

Hombres por la igualdad: Àmbito estatal

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