Formas de Discriminación
La discriminación hacia las mujeres puede tomar muchas formas, como la violencia machista, la brecha salarial o la conciliación de la vida privada y laboral. Entre todas ellas, la más preocupante es la violencia machista, debido a que es la forma de discriminación que puede dejar más secuelas psicológicas y físicas a largo plazo, incluyendo la muerte por asesinato.
Brecha salarial
La brecha salarial entre mujeres y hombres es la desigualdad en la retribución que perciben las mujeres y los hombres por realizar el mismo trabajo o un trabajo de igual valor. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 2018, el salario anual más frecuente de las mujeres era 15.484.40 euros, mientras que el salario anual de los hombres era de 18.470,80 euros. Esta diferencia de 2.986.40 euros anuales representa una brecha salarial de género del 16,2%. Esta brecha salarial, se repite en los salarios anuales con jornada a tiempo completo (10,5%), con jornada a tiempo parcial (14,3%).
En cuanto a los sectores de actividad económica, las brechas salariales de género más elevadas se encuentran en las actividades sanitarias y de servicios sociales (22,3%), en el comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos (19,8%) y las actividades profesionales, científicas y técnicas (18,7%).
La brecha salarial de género es el resultado de una serie de factores sociales y económicos que impiden que las mujeres puedan tener una igualdad salarial en comparación con los hombres. Está relacionado con la falta de representación de las mujeres en altos cargos y en sectores económicos con retribuciones elevadas. Son ellas las que ocupan puestos con condiciones laborales precarias y con alta temporalidad. Asimismo, es el reflejo de una falta de corresponsabilidad en el ámbito doméstico y en los cuidados. Hasta que no se aborden todas estas diferencias sociales y económicas entre mujeres y hombres, será complicado que estos cambios tengan reflejo en las retribuciones de las mujeres.
Techo de cristal
Este concepto hace referencia a los impedimentos invisibles, muy difíciles de sobrepasar, que son los que provocan el imposibilidad o el freno del progreso de la carrera profesional de las mujeres para que puedan acceder a altos puestos de poder de las organizaciones, la política y las empresas, a pesar de tener la misma cualificación y méritos que sus compañeros, sustentándose en ideas que consideran a las mujeres menos aptas para determinados trabajos o cargos, debido a que anteponen sus responsabilidades familiares y personales al trabajo profesional, o considerarlas menos entregadas o menos racionales. El origen de esta expresión se remonta a 1978 cuando la consultora laboral estadounidense, Marilyn Loden, argumentó en una mesa redonda que las mujeres no ascendían en el mundo laboral debido a una cultura que obstruye sus aspiraciones y no fomenta una equidad de oportunidades.
Las causas del techo de cristal:
- El rol de cuidado sigue adjudicándose casi exclusivamente a las mujeres.
- Por parte de la parte empresarial, sigue existiendo la idea de que los hombres se involucran más en el ámbito laboral.
- Las políticas de promoción laboral son poco objetivas.
- Falsamente, sigue existiendo la creencia de que las mujeres no tienen capacidad de liderazgo, y que no es una actividad propia de las mujeres.
- Las mujeres tienen que demostrar el doble que los hombres, para ascender en el ámbito laboral, enfrentándose a diversos prejuicios.
- A pesar de que en nuestro país las mujeres son mayoría en las universidades y tienen las mejores calificaciones, muy pocas llegan a puestos de liderazgo.
Suelo pegajoso
Otra de las teorías que pueden explicar situaciones de desigualdad, es el “suelo pegajoso”. Históricamente, la esfera privada en la que se sitúan los cuidados de menores y dependientes, y el trabajo doméstico, se han considerado obligaciones exclusivamente femeninas, porque se basa en la creencia de que tienen cualidades innatas para ello. De esta manera, sitúa a las mujeres en los niveles más bajos de la clasificación laboral.
A esto hay que introducir otra perspectiva, de manera que se aprecie que las mujeres no nacen con dones especiales para determinados trabajos, sino que son cuestiones aprendidas desde la infancia, y que también pueden ser aprendidas por niños y varones.
Tiempo regalado
Este concepto está muy unido al anterior “suelo pegajoso”. Con este concepto se pretende explicar que las mujeres facilitan la carrera profesional de los hombres en perjuicio de las de ellas mismas, responsabilizándose de las tareas de cuidado de familiares, maternidad y demás cuestiones. Si además tenemos en cuenta que los hombres, no son cuestionados socialmente, si anteponen su desarrollo y éxito profesional al personal.
Además, las mujeres con la doble jornada: la laboral y la de los cuidados y responsabilidades familiares, reduce su tiempo de ocio y el tiempo dedicado a satisfacer sus necesidades personales; mientras que los hombres, continúan disfrutando de su tiempo para el desarrollo y disfrute de diversas actividades: deporte, amistades…
Conciliación
Conciliar es “poner de acuerdo o en paz a quienes estaban en desacuerdo o en lucha”. Diccionario de María Moliner.
¿Qué es la conciliación personal, familiar y laboral? Como se desprende de esta definición, un problema importante de nuestra sociedad es el "enfrentamiento" que existe entre el desarrollo de la vida familiar y personal y el desarrollo de la vida profesional y por tanto, de la necesidad de armonizar ambos.
La conciliación personal, familiar y laboral se puede definir como: "La participación equilibrada entre mujeres y hombres en la vida familiar y en el mercado de trabajo, conseguida a través de la reestructuración y reorganización de los sistemas, laboral, educativo y de recursos sociales, con el fin de introducir la igualdad de oportunidades en el empleo, variar los roles y estereotipos tradicionales, y cubrir las necesidades de atención y cuidado a personas dependientes".